En un seminario para niños y adolescentes en Moyobamba, el sacerdote Santiago Martínez fue acusado de abusar sexualmente de cuatro seminaristas. Las modalidades: ellos acudían a él por dolencias (era una especie de enfermero) y el padre les bajaba el pantalón para perpetrar el abuso o también los sorprendía mientras dormían.
“Luego
de palparme el abdomen, me dijo que me bajara el pantalón y el calzoncillo,
procediendo a tocarme el pene por un momento. Al ver esta actitud, le dije que
en ese lugar no me dolía”, confesó el menor, citado por La República.
El
caso fue destapado por el diario La
República y, a pesar del escándalo, la iglesia
católica trasladó al sacerdote español a la sede eclesiástica de Moyobamba. La
justificación del obispo de esa ciudad, Rafael Escudero López-Brea, quien seguramente estará en
Lima para abrazar al papa Francisco, fue que debía
permanecer en ese lugar «hasta que el Vaticano decida qué hacer con él».
Felizmente al Vaticano se
le adelantó la justicia peruana y el Poder Judicial ordenó, en agosto pasado,
siete meses de prisión preventiva contra el cura. El caso sigue su curso.
Mi
opinión:
·
Mi
opinión acerca de esto es que el Perú debe de tomar acciones más fuertes para
este tipo de sacerdotes, ya que el abuso sexual es algo muy serio y merece de
ser pagado con cárcel, a todo esto ha habido muchas denuncias por parte de los
padres de los niños de que sus hijos han sido abusados sexualmente por
sacerdotes, y esto es algo que se ve en casi todo el mundo y no se da la
justicia necesaria para los niños abusados por sacerdotes, cada país debe de
tener en cuenta que el hecho de ser sacerdote no impide la cárcel.
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