Tema: Desigualdad e Injusticia
Comprobado una vez más, nuestro Perú
es un país de injusticias y de grandes desigualdades. ¿Cuánto gana un
trabajador? ¿Cuánto gana un congresista, un gobernador, un alcalde? ¿Cuál es su
real interés de postular a un cargo político?
El día de hoy se está llevando a
cabo el proceso electoral para elegir gobernadores y alcaldes, la gran mayoría
de candidatos tiene un pasado no muy claro, en el caso Bustíos la justicia ha
declarado inocente al candidato Daniel Urresti, la familia del periodista
reclama Justicia a un Poder Judicial que atraviesa por una crisis institucional
y visto por la población como un ente corrupto.
En medio del naufragio que vive
nuestro país, se alzan voces cada vez más airadas que proclaman el fin del
modelo de democracia. Según los más críticos, hemos llegado a un punto de no
retorno, que exige la refundación de nuestro sistema. Otros no quieren ir tan
lejos, pero están convencidos de que los grandes partidos han quedado demasiado
tocados por toda esta crisis. La antipolítica, en versión populista o elitista,
ha ido ganando terreno en la calle y en la esfera pública. El descrédito de los
políticos y las instituciones se percibe en todas partes.
Hay algo extraño en todas estas
reacciones. En rigor, la crisis no es consecuencia del mal funcionamiento de la
democracia, sino del capitalismo financiero que nos agobia y, también del
deficiente sistema constitucional. Por otro lado, los políticos, partidos e
instituciones que tenemos ahora son más o menos los mismos que hemos tenido en
otras etapas, cuando las cosas funcionaban mejor. Si antes no despertaban tanto
rechazo, ¿por qué lo hacen ahora? ¿Por qué una crisis que empezó siendo
estrictamente familiar ha acabado extendiéndose rápidamente al sistema
político? ¿Por qué se necesitan reformas vía referéndum? Evidentemente, la
incapacidad del sistema político para revertir la situación en que nos
encontramos es parte fundamental de la respuesta. Después de largos años de
crisis, sigue destruyéndose el empleo y al sector de pequeños empresarios,
sigue aumentando la desigualdad, la pobreza, la injusticia y un sistema de
justicia corrupto. Todo esto provoca desesperación, que puede traducirse a su
vez en un rechazo a los políticos.
Uno de los casos de desigualdad que
existe es el de las grandes empresas que le adeudan a la Sunat, que asciende a
S/ 11 mil millones; el presidente Martín Vizcarra se comprometió en crear una
comisión ad hoc para el cobro de las deudas tributarias de las grandes empresas
que asciende a “montos que representan más del 1% del PBI”, dinero que no
ingresó a las cuentas fiscales, presupuesto suficiente para financiar lo que se
requiere en la reconstrucción del norte del país.
Por eso, atender las injusticias no
es una cuestión meramente “populista”: cuando la gente percibe que la situación
en la que se encuentra es profundamente injusta, se produce decepción política,
es por eso que seguimos confiando en el presidente Vizcarra y tendrá siempre el
respaldo del pueblo para hacer los grandes cambios que el Perú necesita.
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